A pesar del sentimiento general de que el dólar se encuentra atrasado en la Argentina, la divisa norteamericana no detiene su caída y ya acumula una caída del 2% en lo que llevamos del año. Ampliando aún más el horizonte, vemos que la caída lo ha llevado a ostentar casi los mismos valores que tenía a finales de febrero del año pasado. Y esto hace que quienes han atesorado dólares sin ningún tipo de colocación en el mercado financiero hayan perdido gran parte de su capital fruto de la fuerte inflación que hemos tenido en este año.
Más allá de discusiones respecto a si es un tipo de cambio competitivo para la industria (o de si es el tipo de cambio la única herramienta para volverla competitiva), quizás el mayor error que se comete por estos días es centrar el análisis del valor del peso sólo comparándolo contra la divisa norteamericana.
En primer término, la moneda de un país termina reflejando el desempeño de un país en última instancia. Así, por ejemplo, monedas de economías con fuerte inflación y recesión económica como el bolívar venezolano han sufrido grandes caídas en los últimos años. Como contrapartida, países que han tenido crecimiento y prosperidad económica como Perú y Colombia han visto un fortalecimiento de sus monedas. En ese sentido, la situación de la Argentina dista de ser la ideal, pero es claro que las perspectivas de crecimiento y desarrollo a futuro tanto de economistas como de grandes inversores es mejor de lo que era hace un par de años, algo que termina impactando en su cotización. El hecho de que este año se cortaría con una seguidilla de años de recesión e inflación mayor al 25% que viene ahogando a la Argentina en el último lustro es algo que ya está jugando su parte.
En segundo lugar, los argentinos tenemos una obsesión por el dólar única en el mundo, que a veces nos hace enceguecernos respecto a lo que pasa con el resto de las divisas. No por nada Argentina es el segundo país con mayor cantidad de dólares físicos en el mundo fuera de los Estados Unidos. Pero si ampliamos un poco nuestra visión, veremos que lo que está pasando con nuestra moneda no es algo que solamente pase con la Argentina. En la siguiente tabla podemos observar el desempeño que han tenido distintas monedas latinoamericanas (como para utilizar países medianamente comparables y no europeos o asiáticos) contra el dólar estadounidense en lo que llevamos de 2017:
Como se observa, la divisa de la región que más se ha fortalecido es el real brasilero. Esta es una muy buena noticia para la Argentina ya que se trata, junto con China, de uno de los principales destinos de nuestras exportaciones. Mirado desde la perspectiva industrial, es mucho más importante la cotización del real que la del dólar. Más allá de esto, lo más importante sería que la economía brasilera logre abandonar la terrible recesión en la que se ha encontrado sumida y que tan importante es para la industria argentina. Incluso si medimos la participación relativa, es más importante para nuestra industria que se recupere la economía brasilera que la argentina (aunque obviamente tendría como consecuencia esto).
En segundo lugar, entre las monedas más apreciadas latinoamericanas encontramos al peso chileno. Aquí encontramos otro factor que explica el fuerte aluvión de turistas argentinos a la “Miami latinoamericana” (además del impacto impositivo en los precios finales de los productos).
Continuando con la lista encontramos al tan comentado por estos días Peso Mexicano que, luego de la fuerte caída por el triunfo de Donald Trump y su retórica sobre el muro y políticas arancelarias que perjudicarían a México, viene recuperándose a paso firme.
La lista sigue con otros países, pero el dato destacable es que medido en términos relativos contra sus pares latinoamericanos vemos que el Peso Argentino si ha venido cayendo en este 2017, a contramano de lo que sucede si la comparación se efectúa contra el dólar.
Es cierto que la inflación en Argentina es mayor a la del resto de Latinoamérica (con la excepción de Venezuela), pero aún si incluyéramos este factor en el análisis el Peso Argentino continuaría depreciándose en términos reales contra los pares de la región (y no así frente al dólar).
Por lo expuesto, el atraso cambiario que venimos experimentando contra el dólar no lo es frente al resto de los países de la región y este nuevo orden pareciera haber llegado para quedarse por lo que deberá ser tenido en cuenta en las planificaciones y presupuestos de las empresas como así también en las decisiones de inversión de los ahorristas.
Nota Publicada por El Economista – 23/02/2017
Desde el comienzo de este 2017, el dólar se ha encontrado cotizando con tendencia a la baja. La fuerte emisión de deuda en el exterior que luego debe ser convertida a pesos para ser utilizada en la economía real argentina y la liquidación de dólares del agro (atípicos en esta época en otros años pero que ahora provienen del trigo que se benefició por las modificaciones en las retenciones) son las dos principales fuentes de oferta de la divisa estadounidense que no han tenido hasta aquí un contrapeso por parte de la demanda. Es que las elevadas tasas en pesos que ofrece el BCRA hacen que la demanda de dólares financieros se retraiga, dejando sólo la demanda por parte de importaciones y turismo que no alcanzan para compensar a la oferta.
Y el impacto de esta caída del dólar ha afectado fuertemente a los bonos que pagan su capital e intereses en la divisa norteamericana. Por citar algunos casos, bonos como el Bonar 2017 (AA17) y el Bonar 2024 (AY24) acumulan pérdidas mayores al 3% (medidas en pesos) en lo que llevamos al año.
Sin embargo, el mercado pareciera pensar que el dólar habría tocado un piso. Esto pudo observarse claramente el día jueves cuando luego de que el dólar mayorista (comunicación 3500 del BCRA) tocara los $15,36 se dieran a conocer los resultados de la licitación de Letes del Ministerio de Finanzas. Es que a pesar de la leve reducción de la tasa ofertada (para el tramo corto fue de 2,85% en lugar del 3% que venía siendo), hubo una fuerte sobredemanda de la letra a 95 días que llevó a que haya un prorrateo del 53,24% del monto licitado originalmente por los inversores. Esto de que exista un prorrateo se había presentado ya en la licitación anterior de Letes, pero no en tamaña proporción. De esta manera, cuando hoy sean liquidadas las Letes, las personas que habían licitado verán en sus cuentas que todavía tienen líquidos casi la mitad del monto que querían colocar en Letes.
Claramente, el mercado vio barato al dólar y consideró que era ya tiempo de ingresar. Esto también pudo observarse en la jornada del viernes con una suba de más de 20 centavos en la cotización de la divisa norteamericana y que podría continuar en esta semana.
Para aquellos inversores que consideren que ya es tiempo de comenzar a dolarizar sus carteras, el mercado ofrece distintas alternativas. A las ya mencionadas Letes se le suman bonos dolarizados que se negocian hoy en el mercado.
Dentro de las emisiones nacionales y obviando aquellas que tienen ficha mínima de 150.000 nominales que alejan al inversor minorista, existen distintas opciones que se adaptan a distintos tipos de perfiles de inversión.
Para aquellos inversores de perfil conservador que consideren que el dólar empezará a subir en los próximos días y que esperar a la próxima licitación de Letes les hará ingresar a un valor mucho más alto, el Bonar 2017 (AA17) rindiendo apenas unos puntos menos (2,50%) que la tasa de la última licitación y venciendo el próximo 17 de abril puede ser una interesante herramienta para hacerse de los billetes en un plazo corto. Continuando con las alternativas para inversores conservadores, bonos como el Bonar 2020 (AO20) y el emitido en el mes de enero de este año Bonar 2022 (A2E2) ofrecen atractivas tasas de rendimiento del 4,50% y 5,30%, respectivamente.
Por otra parte, para inversores de un perfil moderado donde la búsqueda del retorno se encuentre no sólo a través de la apreciación del dólar y de la TIR implícita del bono sino también en parte fruto de la compresión de spreads de la Argentina, el Bonar 2024 (AY24) y el Bonar 2027 (A2E7) resultan atractivos. En este segmento también podría incluirse a algunas emisiones provinciales tanto en dólares billete como en dólar-linked que ofrecen tasas atractivas (PUO19, PMD18 y PMO18 entre ellos), pero con una menor duration.
Por último, para inversores más agresivos que busquen una fuerte compresión del riesgo país argentino sumado a unas TIR elevadas que no se consiguen en el mundo (y que no pagan impuesto a las ganancias como sí lo hacen emisiones de otros países), bonos como el Discount 2033 (DICA) y el Par en dólares (PARA) otorgan una TIR hoy de 7,5% y 8,1%, respectivamente.
Como sostienen la mayoría de los economistas, el dólar pareciera encontrarse atrasado al estar al mismo precio de un año atrás pero con una inflación mayor al 33% en idéntico período. ¿Continuará el mercado irracional o se despertará finalmente?
Nota Publicada por El Economista – 20/02/2017
En el día de hoy el Ministerio de Finanzas está realizando una nueva licitación de bonos en pesos a tasa fija. Se trata de los bonos del Tesoro con vencimiento en 2021 (TO21), 2023 (TO23) y 2026 (TO26).
Una vez más, el Ministro de Finanzas Luis Caputo hace gala de su experiencia como trader para encontrar el timing perfecto que le permita a la Argentina endeudarse al menor costo posible. Valoraciones aparte respecto a si la estrategia del endeudamiento es la correcta o incluso sustentable en el tiempo, se debe reconocer la excelente tarea que se viene haciendo desde este Ministerio. Es que conseguir demanda de bonos argentinos emitidos en pesos a tasas incluso debajo de la inflación proyectada no es una tarea sencilla, pero es lo más sano para las finanzas de un país: endeudarse en la moneda sobre la que se tiene un mayor control y en la que provienen la mayor parte de los ingresos fiscales con los que luego se afrontará el pago de capital e intereses.
Con gran parte del mercado internacional comenzando a tomar posición por la incorporación de estos bonos en el índice de bonos de países emergentes en moneda doméstica que elabora el JP Morgan a partir del mes próximo, Argentina está pudiendo desarrollar su plan de financiamiento para el 2017 con condiciones más favorables de las que se estimaba cuando el magnate republicano Donald Trump obtuvo la presidencia de los Estados Unidos.
Está claro que para el gobierno argentino estos bonos son más que convenientes, pero… ¿para los inversores también lo son?
Hasta aquí estos tres bonos son los de mejor rendimiento en lo que llevamos de 2017. El TO23 lidera el ránking de los bonos de mejor rendimiento con una ganancia acumulada en este mes y medio que llevamos del año de 15,31%. Lo secunda el TO26 con una ganancia de 13,87% y completa el podio el TO21 con un 10,19%. Si a esto le sumamos que en el mismo período el dólar cayó casi un 2%, el retorno en dólares conseguido con estos bonos resulta más que atractivo para los inversores de todas partes del mundo. A su vez, continuando con la perspectiva de un inversor internacional, si se espera que el dólar continúe bastante estable a lo largo del año, las tasas que tienen los cupones de estos bonos son casi irrepetibles a lo ancho del globo.
Sin embargo, si el análisis es efectuado por un inversor local, aquí el análisis es ya otro. Es que el rendimiento de los cupones de estos bonos se encuentra bastante por debajo del que otorgan otros instrumentos también a tasa fija en pesos como las Lebacs. En este caso, la apuesta sería a una reducción de las tasas que conduzca a una apreciación del capital. Pero pensar que un bono en pesos a diez años en tasa fija pueda rendir muy por debajo del 14% actual como para continuar invirtiendo en él es algo sólo apto para perfiles de inversión muy agresivos y que sean muy optimistas respecto de la Argentina (necesitamos más de 3 años consecutivos de sólo segundos semestres). Para el caso de inversores más conservadores y que quieran continuar obteniendo tasas en pesos con rendimiento por encima de la inflación, pareciera resultar más aconsejable continuar licitando Lebacs, quizás ampliando el plazo en días al que se licita (algo que comenzó a notarse con más fuerza en la licitación de Lebacs realizada esta semana).
Nota Publicada por El Economista – 16/02/17
Luego de un enero en el que otorgó un rendimiento espectacular a los inversores, el índice Merval no detiene su paso y continúa encaminándose para llegar al número psicológico de los 20.000 puntos (número que hace unas semanas fuera alcanzado por el índice industrial estadounidense Dow Jones). En lo que llevamos de 2017, el índice Merval acumula una suba del 15,28% convirtiéndola en una de las bolsas con mejor rendimiento en el mundo para este año.
Por otra parte, si analizamos el Merval medido en dólares también se encuentra en estos momentos en zona de máximo histórico. Luego, de alcanzar en el año 1992 los u$s900 le tomó casi 23 años en poder alcanzar los u$s 1.000. Considerando que el índice Merval es un reflejo de lo que es el valor de las empresas argentinas, podemos observar que el retraso y falta de desarrollo en Argentina es algo que va más allá de una década ganada o perdida. En mayo de 2015 tocó los u$s 1.064 para luego empezar un leve ajuste, pero sin cambiar la tendencia de largo plazo que comenzara en el año 2013 donde la política empezó a mostrar cambios de aire con el triunfo de Massa en las legislativas bonaerenses, sepultando las expectativas de reelección de la expresidente Cristina Kirchner. Actualmente, el índice Merval medido en dólares se encuentra en su máximo histórico cotizando a u$s 1.265.
Frente a este impresionante desempeño, las miradas en el mercado se encuentran divididas respecto a la posibilidad de que continúe la suba. Por el lado de los pesimistas, se sostiene que el mercado tiene incorporadas muchas mejoras que aún no se ven en la economía real y que en algún momento esto hará que el mercado ajuste. Altos niveles de valuaciones, con el Merval cotizando a niveles de múltiplos muy por encima de medias históricas, hacen recomendable la cautela. A su vez, los niveles de máximos también en el exterior hacen que cualquier corrección que venga desde afuera pueda afectar a las acciones argentinas. Cruzándonos de vereda, por el lado de los optimistas, se sostiene que la incorporación de Argentina al índice de mercados emergentes estaría al caer en los próximos meses, algo que inundaría de inversores extranjeros institucionales un mercado tan pequeño como el nuestro (baja oferta de papeles, alta demanda de los mismos, precios para arriba). Por otra parte, el hecho de que muchos analistas auguren que se viene una caída en el mercado habla de que el mercado aún no se encuentra en los niveles de saturación y euforia, por lo que le quedaría recorrido alcista.
Las acciones ganadoras de 2017
Si miramos el desempeño de acciones individuales, entre las diez de mejor rendimiento podemos destacar un sector como el gran ganador en lo que llevamos del año: Oil & Gas. Dentro del top ten, ocho pertenecen a este sector como podemos observar en la siguiente tabla:
Las recientes medidas del Ministro Aranguren parecen estar siendo bien recibidas por el mercado, a diferencia de lo que sucede en la opinión pública. A las ya mencionadas empresas de Oil & Gas le podríamos sumar a Capex (generación de energía) como impactadas por estas medidas.
Por el lado de las más golpeadas en el año, se destaca el caso de la limonera tucumana San Miguel (SAMI) que sufrió el impacto de la medida del presidente norteamericano Donald Trump que suspendió la medida que autorizaba la importación de limones argentinos a los Estados Unidos por 90 días. En lo que llevamos de 2017 acumula una caída de 13%. Sin embargo, este castigo podría estar siendo excesivo dada la actividad de SAMI y estar dando una oportunidad de ingreso a nuevos inversores.
Si bien hasta aquí los sectores ganadores han sido los que se encuentran vinculados a la energía, de cara al futuro se avizoran oportunidades en sectores como el financiero, de construcción y el agropecuario que serían de los que más sentirían la aparición de los brotes verdes que reactiven la economía y que deberían formar parte dentro de la cartera diversificada de un inversor.
Nota Publicada por El Economista – 13/02/2017
Habiendo transcurrido ya más de un mes en este 2017, el resultado del superclásico de las inversiones del último tiempo, tasa versus dólar, parece continuar arrojando los mismos resultados.
Luego de amagar con una recuperación en los primeros días de enero, el dólar continuó con su tendencia lateral durante gran parte de ese mes para luego pasar a tendencia bajista en lo que llevamos de febrero. Entre los motivos que explican este comportamiento, se destaca la presencia de una fuerte presión vendedora en el mercado que está tirando su cotización para abajo.
Los más de u$s 9.500 millones de dólares de deuda tomada en el mes de enero son uno de los causales. A los u$s 7.000 millones que tomó el gobierno nacional se le suman emisiones provinciales y corporativas (Pampa Energía, Aes, Banco Supervielle, Aeropuertos Argentina 2000 y la lista sigue). Y gran parte de estas emisiones luego son convertidos a pesos para efectuar pagos en la Argentina, aumentando la oferta de dólares en el mercado.
A su vez, también los cambios en las retenciones al trigo que no impactaron el año pasado (ya que ya se había sembrado cuando se modificaron), están aumentando la oferta de dólares. Es que a diferencia de lo que sucedía en los últimos años en donde los dólares del agro empezaban a ingresar en abril, época en que se empezaban a liquidar los dólares de la soja, este año los dólares del trigo se están ofreciendo en enero. En el mes que pasó se liquidaron cerca de u$s 600 millones del agro, algo inédito para estos meses.
Fruto de esta conjunción de factores, el dólar se encuentra a los mismos niveles de principios de marzo del año pasado.
En cambio, si nos cruzamos de vereda al resultado arrojado en el mismo período por instrumentos a tasa fija en pesos como las Lebacs, la diferencia en el retorno es muy amplia.
Si consideramos el casi nulo movimiento del tipo de cambio en el mes de enero, las tasas conseguidas por los inversores en pesos son casi convertibles de manera lineal a tasas en dólares. En un mundo de tasas cero, conseguir un rendimiento en dólares de 2,14% en un mes no resulta para nada despreciable. Más aún si pensamos que para obtener esta misma tasa en un bono a 10 años de los Estados Unidos debemos permanecer invertidos durante casi todo un año. Aquí hay que ver que le pesa más al inversor, si el riesgo tasa que conllevan hoy los bonos a 10 años de Estados Unidos o el riesgo de devaluación del peso argentino.
Más allá de este brillante desempeño de
l carry en pesos contra el dólar en el último tiempo, vale la pena preguntarse si continuará esta tendencia o si el dólar ya habría tocado piso. Es una pregunta de una difícil respuesta. Si pensamos que en poco más de un mes va a estar venciendo la última etapa del blanqueo y que luego comenzarán a ingresar los dólares de la cosecha, pareciera indicar que los dólares van a continuar siendo fuertemente ofrecidos en el mercado y con tendencia a la baja.
En este momento, la mayor presión que pudieran aparecer para que el dólar reaccionara parecieran no encontrarse en el contexto local sino en algún cambio de tendencia en el mercado internacional de divisas, dónde también ha venido sufriendo en las últimas semanas (incluso contra el tan golpeado peso mexicano que viene experimentando una fuerte recuperación en los últimos días).
Por el momento, para inversores de un perfil más conservador lo más prudente pareciera ser contar con una mayor participación de inversiones en pesos que de dólares en su cartera, siempre con alguna porción invertida en dólares como cobertura frente a algún movimiento inesperado de la divisa.
Nota Publicada en El Economista – 09/02/2017
A finales del año pasado, el BCRA anunció cambios respecto a la tasa que sería utilizada como referencia en 2017 y en la frecuencia de las licitaciones de Lebacs. En primer lugar, se abandonó el uso de la Lebac a 35 días como la tasa de referencia y fue reemplazada por la tasa de pases a 7 días. Si bien es una tasa a la que no pueden acceder los inversores minoristas, el mercado la fue adoptando como referencia al momento de evaluar los cambios en la política monetaria que utiliza el BCRA como herramienta para combatir la inflación.
El segundo de los cambios se materializará en el día de hoy, al ser el primer martes en más de un año en el que no habrá licitación de Lebacs. El cronograma de licitaciones que se estarán efectuando hasta el mes de junio es el siguiente:
Como el lector podrá notar, a partir de ahora los vencimientos se producirán el tercer miércoles de cada mes y la posibilidad de renovarlas será el día anterior. Frente a esto, muchos inversores minoristas se preguntan si resulta conveniente continuar licitando Lebacs (desde el punto de vista de su rendimiento financiero) y cómo hacer para invertir si uno cuenta con el capital para invertir en un día diferente al que se realizan las licitaciones.
En cuanto a la conveniencia o no de continuar apostando por las Lebacs, las tasas que está pagando el BCRA se encuentran aún muy por encima de la inflación esperada por el mercado. Si se toma como referencia a las expectativas de inflación del REM (aquellas que son utilizadas por el equipo de Sturzenegger para fijar la política monetaria), las Lebacs más cortas están arrojando un rendimiento por encima del 4% anual sobre la inflación, nada despreciable si uno lo compara con una devaluación esperada para el dólar que perdería contra la inflación en 2017 o con instrumentos que ajustan por CER (ya que para conseguir un rendimiento similar se debería comprar bonos de una duration más larga como el DICP o el PARA, donde el riesgo que conllevan ya es mucho mayor).
Por otra parte, frente a cómo invertir si uno cuenta con el capital un día distinto al de la licitación, aquí el inversor cuenta con distintas alternativas. La primera de ellas sería efectuar la compra en el mercado secundario, un mercado que cuenta con un gran nivel de liquidez para los tramos cortos, pero no tanto así para los tramos más largos. En esto algo que puede afectar sensiblemente el rendimiento es el nivel de costos que aplique la sociedad de bolsa, por lo que se aconseja fijarse si el mismo coincide con el aplicado para las licitaciones en el mercado primario. Por otra parte, en algunas sociedades de bolsa se opera aplicando determinados mínimos en el monto. Si ninguna de estas dos limitaciones lo afectan en la sociedad de bolsa donde opera, el comprarlas directamente en el mercado secundario o colocar el dinero en una caución bursátil (se pueden colocar a un plazo de entre 7 y 30 días) será la alternativa más conveniente.
Como una segunda forma de invertir en Lebacs cuando se cuenta con los fondos en una fecha diferente a la que se produce la licitación, es la suscripción a un Fondo Común de Inversión que invierta en Lebacs. Si bien aquí si uno hace el comparativo anual los costos pueden ser mayores que operando directamente a través de su sociedad de bolsa, le otorga al inversor la posibilidad de no tener que estar atento a los momentos en que tiene que renovar sus Lebacs ya que el Fondo Común de Inversión lo hará de manera automática.
Con un dólar a la baja en gran parte de lo que ha sido este 2017 (incluso si hacemos un comparativo más largo vemos que se encuentra prácticamente a los niveles de marzo de 2016 con bastante inflación que pasó bajo el río), aquellos inversores conservadores parecieran continuar encontrando atractivos el posicionamiento en las Lebacs como una forma de defender el poder adquisitivo de sus ahorros.
Nota Publicada por El Economista – 07/02/2017
Para ver nota completa en la edición especial de Cinco Ruedas Nº 155 hacer clic en el siguiente enlace: www.cincoruedas.com/cinco-
Dentro de las alternativas en Renta Fija que ofrece hoy el mercado argentino, existen herramientas para posicionarse de acuerdo a los distintos escenarios que están ponderando hoy los inversores. Si utilizamos la clasificación que realiza el Instituto Argentino de Mercado de Capitales (IAMC), en la elaboración de sus índices de bonos podemos encontrar 4 categorías que apuestan por escenarios bien definidos: bonos cortos en pesos, bonos cortos en dólares, bonos largos en pesos y bonos largos en dólares.
Aquellos inversores que están colocando su dinero en bonos cortos en pesos (incluyendo dentro de estos a las Lebacs del BCRA) están viendo un escenario en donde el dólar continuará retrasándose y no le va a poder ganar a la inflación en el 2017. Frente a esto, optan por posicionarse a tasas en pesos que le dan batalla a la inflación y que les permiten estar líquidos en caso de necesitar reposicionarse rápidamente. Dentro del menú de este grupo, además de las ya mencionadas Lebacs, encontramos también a bonos que ajustan por Badlar. De estos bonos varios analistas en el mercado esperan que la tasa Badlar achique su spread respecto a las Lebacs por el repunte en el crédito que se daría de reactivarse la economía (los bancos deberían conseguir más financiamiento vía plazos fijos, por lo que pagarían mejor), beneficiándolos en sus cotizaciones. Por último, bonos que ajustan por CER como el NF18 (haciéndole marca personal a la inflación ya que paga amortización e intereses todos los meses) cierran los componentes de este grupo.
Por otra parte, la apuesta para quienes invierten en bonos largos en pesos (los grandes ganadores de enero) vienen por un camino totalmente distinto. En este caso, la tesis de inversión viene por el lado del fuerte flujo de inversiones que vendrá fruto del ingreso al índice de Bonos Emergentes que elabora el banco estadounidense JP Morgan y de la caída de la tasa de inflación en Argentina que obligue a una compresión de las tasas que paga. Si bien el índice que elabora el IAMC incluye aquí sólo a bonos con ajuste CER, bien cabría considerar dentro de este grupo a bonos a tasa fija de largo plazo como el TO21, TO23 y TO26 que acumulan subas superiores al 8% en lo que llevamos del año.
Por el lado de los bonos en dólares, los grandes perdedores hasta aquí en lo que llevamos de 2017, la visión respecto del escenario es totalmente distinta. Quienes invierten en bonos en dólares de corto plazo son principalmente inversores más tradicionales que buscan la seguridad que la divisa norteamericana ha mostrado frente a los escenarios macroeconómicos de reiteradas devaluaciones a lo largo de la historia argentina, más allá de lo que haya estado pasando en el último tiempo. Por otra parte, la incertidumbre que genera Donald Trump y la política de suba de las tasas de interés que la FED propone para 2017 (aún habiéndola dejado inalterada esta semana) hacen que estos bonos constituyan un refugio frente a escenarios hostiles internacionales. Aquí podemos destacar a inversiones como las Letes, el AA17 y bonos dólar linked nacionales como el AJ17.
Por último, aquellos que son muy optimistas respecto a que la Argentina mejorará su situación crediticia internacional y producirá una fuerte caída en el riesgo país que lo lleve a niveles similares a sus pares latinoamericanos, tienen como alternativa la inversión en bonos largos en dólares como el DICA, PARY y AA46. En este caso la visión es que las leves subas que pueda producir la FED en sus tasas se verán más que compensadas con fuertes caídas en las TIR de los bonos locales que hagan subir su precio otorgando ganancia de capital para sus inversores.
Si nos guiamos por lo sucedido hasta aquí en el año, el que apostó al dólar perdió. Más allá de esto, los bonos largos en pesos (grandes ganadores del 2017) lucen caros en sus valuaciones y demasiado optimistas respecto a un futuro que todavía no se materializa.
Como siempre sostenemos desde estas columnas, apostar todo por un único escenario no es nunca aconsejable en materia de inversiones por lo que una correcta diversificación (ponderando con mayor participación a los instrumentos del escenario que creemos más probable) es lo que resulta más aconsejable.
Nota publicada por El Economista – 03/02/2017